Un baño, dos colores

Jugárselas sólo por dos colores puede resultar comprometedor, pero también es una buena apuesta de estilo y personalidad estética. Si el lugar escogido para esto es el baño, la jugada es menos difícil, sobre todo considerando que suelen ser espacios reducidos y eso precisamente, limita un poco el radio de acción y color.

Ahora, la elección debe ser la acertada. Y sin temor a equivocarse, ocupar el blanco como base puede ser la decisión más fácil. Blanco y negro, blanco y gris, o con azul, celeste, rojo, verde, beige... Sí, el blanco es un gran compañero, pero quizá un poco convencional.

¿Qué tal si arriesgamos un poco y ponemos al negro como base? Ahí estamos aventurándonos un poco más. El negro es un tono sofisticado, seductor y elegante que junto a casi cualquier color, puede provocar grandes efectos.

Pero hay que tener en cuenta que se puede combinar casi todo, con casi todo (hay mezclas que no se llevan tan bien). Además, al escoger determinados tonos, debemos saber que también estamos provocando ciertos efectos, como armonía, reforzar un estilo, mejorar la luminosidad, ampliar visualmente el lugar, serenar o activar los sentidos, entre otros. Y en todos estos casos hay que saber elegir la correcta combinación.

Para el baño, recomendamos las mezclas más bien armónicas, en la que la integración de ambos colores produzca una unidad grata a la vista, sea equilibrada y serena. La proporción también es clave. Si escogemos un tono muy vibrante y otro más templado, es mejor darle preferencia a este último y complementar con el otro.

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Nota: Sofía Aldunate| Foto: Pinterest